Las radiaciones solares que llegan a la Tierra son:
- Rayos Ultravioletas A y B
- Radiación Visible
- Rayos Infrarrojos
- Microondas
- Ondas de la Radio
En nuestro contexto, es importante que nos protejamos de los Rayos Ultravioletas A y B.
RAYOS ULTRAVIOLETAS B (UVB)
Nos dan el bronceado a largo plazo, pero son rayos que tienen mucha energía, actúan sobre la capa superficial de la piel y pueden producir Quemadas, Eritemas y Cáncer de piel. Su presencia varia según la época del año, hora del día, altitud y proximidad al ecuador.
La protección contra los UVB viene definida por el FPS o Factor de Protección Solar, que indica el aumento de tiempo que la piel puede quedar expuesta al sol sin padecer ningún enrojecimiento. Depende del foto tipo del individuo y del índice de radiación UV.
RAYOS ULTRAVIOLETAS A (UVA)
Estos rayos son los que oxidan la melanina de la piel y dan una pigmentación inmediata de corta duración. Son rayos que tienen poca energía y su presencia es constante a lo largo de todo el año.
Actúan sobre las capas internas de la piel (dermis). Como efectos nocivos producen el envejecimiento prematuro de la piel (manchas y arrugas) y la formación de radicales libres.
La protección contra los UVA viene definida por el PPD (Oscurecimiento Pigmentario Persistente), que de hecho mide la capacidad que tienen para pigmentar la piel.
INFRARROJOS A
Son los rayos responsables de la sensación de calor.
Son los principales causantes del envejecimiento prematuro: manchas, arrugas profundas, pérdida de firmeza y elasticidad de la piel.
Por lo tanto, pese a los efectos beneficiosos del sol, hemos de tener en cuenta los efectos no tan beneficiosos de sus radiaciones.
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